Millennials y educación: cómo sus usos culturales crean un nuevo paradigma




Los jóvenes menores de 30 años, denominados Millennials, están obligando a cambiar la manera en la que se concibe el modelo universitario, esto podemos observarlo por las noticias de lo que sucede en las Universidades, y debería llevarnos a todos a realizar una revisión de mirada institucional hacia la estructura tradicional de la enseñanza. Esa visión del docente universitario que está convencido de que su rol es enseñar, simplemente, es rechazada por los estudiantes, pues ellos están convencidos de que la tarea del docente es que los estudiantes aprendan.

Ya no aceptan que un profesor se pare frente al aula a “dictar clases”, ellos quieren ser parte activa de su proceso de aprendizaje, en un igual a igual donde no existan diferencias jerárquicas. Algo similar está sucediendo en las empresas, donde el organigrama tradicional es fuertemente rechazado porque los colaboradores jóvenes, antes de ponerse la camiseta de la empresa, exigen que el directorio se ponga primero en sus zapatos.

Esta generación de estudiantes tiene paradigmas nuevos que no han podido resolver las generaciones anteriores, entonces sería prepotente e incluso soberbio imponer lecciones y formatos que funcionaron antes, pero que ya no son aplicables a la realidad actual. 

Y es que los menores de 30 años constituyen la primera generación en la historia de la humanidad que no ve a la tecnología como innovación sino como una realidad existente desde que nacieron y, en ese contexto, presentan un desafío que la universidad bajo el esquema de enseñanza tradicional no puede resolver: ¿Cómo preparar a los jóvenes para ejecutar tareas en empleos que aún no han sido creados?

Tradicionalmente, los modelos educativos, desde el nivel inicial hasta la universidad, se basan en enseñar a los estudiantes las respuestas a los problemas que deberán resolver en el futuro. Esto funcionaba cuando la educación formal apuntaba a la formación de jóvenes para ejercer empleos y algunas profesiones independientes.

Pero ahora, los jóvenes buscan ser emprendedores, ya sea abriendo sus propios negocios, desarrollando e implementando innovación en sus funciones dentro de las empresas o creando nuevas formas de ejercer sus profesiones para brindar mayor satisfacción a sus clientes y competir de manera atractiva.

Estas habilidades son claves en un mundo cada vez más globalizado, donde el acceso a la información, la rapidez de los cambios de mercado y la accesibilidad de la tecnología modifican el modo en que las personas (los clientes y usuarios) compran, deciden y gestionan. Por lo tanto, los actuales estudiantes no quieren respuestas, al contrario, son ellos quienes desarrollan la habilidad de plantear las preguntas adecuadas para el mundo que están desarrollando.

Por lo tanto, resulta clave encontrar en la academia la alternativa válida que permita identificar las habilidades individuales y potenciar sus talentos, de forma que puedan realizarse personal y profesionalmente mientras hagan lo que amen y que a la vez les resulte rentable, financieramente hablando.

El estudiante actual tiene información pero no experiencia, por ello en las universidades surge una oportunidad de transformación que no se tenía antes, desarrollar modelos de “enseñanza – aprendizaje” dinámicos que orienten a plantear preguntas, analizar el impacto de las respuestas, identificar supuestos, formular argumentos contrarios y crear nuevos escenarios.

La mente abierta y la flexibilidad de esquemas de enseñanza innovadores impulsarán a estos curiosos y creativos estudiantes a nuevos objetivos y metas, pues los mismos ya no están dispuestos a repetir de memoria las viejas lecciones que funcionaron en otra época.

Articulo con la ayuda de: Infobae (http://www.infobae.com)

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